El ritual de los voladores de Papantla o como también se les conoce “los pájaros de la tierra” se inició como una ceremonia en la época prehispánica, con un rito orientado a pedirle a la lluvia en los periodos largos de sequía. Se internaban en la selva en busca del árbol más alto, para hacerlo el “Palo Volador”, danzando en torno a él y realizando toda una serie de ritos, tanto por su descubrimiento, su corte, como para transportarlo al lugar de su colocación. Como dato curioso les comentamos que, como mal augurio las mujeres tenían prohibido tocarlo.
El origen conocido de la Ceremonia Ritual de los Voladores, - según algunos investigadores - se sitúa en la zona occidental de México, hoy Jalisco.
Desde tiempos inmemorables esta celebración ha sido practicada, por distintas etnias mesoamericanas, atribuyéndose esto a los variantes fenómenos migratorios.
Es en la zona del Totonacapan y específicamente en la región de Papantla, y demás zonas aledañas a la zona del Tajín, en la hoy actual estado de Veracuz, donde hoy se ha llegado a ubicar su centro de confluencia, constituyéndose así, la Ceremonia Ritual de los Voladores como un ícono sólidamente identificado, pues los totonacas han asumido su paternidad -como su profunda esencia de identidad- conservándose a través de su historia y de múltiples factores del tiempo (conquista, colonización, inquisición, guerras internas.)
Conviviendo con el presente, los totonacas son cuidadosos en la conservación de sus tradiciones y sus valores culturales. En el caso específico de la Ceremonia Ritual de Voladores, el Consejo de los Ancianos del Totonacapan, interesado en preservar su identidad, ha apoyado la creación de diversas Asociaciones de Voladores y Escuelas de Niños con el propósito de preservarlo en su forma original, promoviendo el conocimiento de su profundo significado.
Asimismo se reitera que sus propósitos originales y esenciales expresan principios y valores propios de la cosmogonía indígena, tales como la comunicación con las deidades, su relación armónica con el universo y la naturaleza, así como los valores de la tradición, de la purificación, del perdón, de su participación comunitaria, etc.
Finalmente, comprende también una interesante diversidad de tradiciones y expresiones orales, transmitidas de generación en generación .
Durante la conquista y la evangelización, la Ceremonia fue vista más como un espectáculo que como un rito. Así logró sobrevivir a las prohibiciones y llegó a realizarse en el marco de celebraciones cristianas, como lo hemos visto en el bautizo de los indios de Colhuacan en 1530 en el Códice de Azcatitlán, el cual se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de varsovia. Y en las Bodas de Indios como lo demuestra el Biombo de éste tema en el estupendo Museo LACMA de Los Angeles, California brillantemente dirigido por Iliona Katzew y de otro perteneciente a una importante colección mexicana.
Tezozomoc dice que la danza del volador fue introducida entre los mexicas por el Huehue tlatoani Moctezuma en el quinto año de su reinado en Tenochtitlan (1465). Esta ceremonia era conocida como Tlacacalistli, teniendo ella lugar durante las fiestas del Tlacaxipehualistli y el Ochpaniztli dedicadas al Dios Xipe Totec. ( Nuestro Señor Desollado, Dios de la Fertilidad).
En su origen, la fiesta se desarrollaba del 3 al 22 de abril y con el desfase, en 1519, del 1 al 20 de septiembre. En su concepción original, el año empezaba al principio de la veintena de ochpaniztli, nombre que significa “barrido”. Durante el primer mes en una limpieza general con el acto de barrer, como aparece en esta pintura todo se renovaba, pintándose de nuevo las edificaciones, con ello la temporada de secas se terminaba, el Sol y las estrellas se ocultaban, penetrando la tierra para fecundarla, naciendo con ello el dios del maíz, apareciendo en las constelaciones el planeta Venus como Estrella de la Mañana, con su aparición, la temporada de lluvias y la vegetación renacía.
Se cuenta que hace muchísimos años, en una época de sequía y hambruna, los ancianos se reunieron y decidieron enviar al cielo mensajeros para honrar a los dioses con ofrendas, pedir perdón y pedir por la lluvia, por la fertilidad de la tierra, porque los hombres no somos dueños de la tierra sino parte de ella.
Una de las pinturas que ahora nos reúne, siendo con ella la tercera vez que veo el Palo de los Voladores en Biombos o pinturas. En la llamada “Boda de Indios” del Museo LACMA, pieza que proviene de la rama brasileña de la familia real portuguesa, vemos una serie de jugadores y malabaristas, los cuales han desaparecido de las ferias populares y que algunos de ellos los podemos todavía apreciar y gozar en el dia 12 de diciembre en las celebraciones el la Basílica de nuestra querida madre la Virgen de Guadalupe. En esta que ahora tratamos, estamos recalcando la acción de barrer, que aquí se ejecuta en un acto de baile, el cual es ejecutando como el ritual de Ochipanitztli, acto con el cuál se barre con ello el pasado, con lo cuál el futuro vendrá limpio y nuevo, cosa que recomiendo emulemos y todos lo hagamos barriendo las penas y males de este año.
Rodrigo Rivero Lake
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